El tercer día consecutivo de marchas contra la reforma de jubilaciones que quiere llevar adelante el gobierno del presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantenía semi paralizado al país, con paro de trenes y subtes y en medio de un enfrentamiento entre el gobierno y los sindicatos.
“Hemos dado un gran golpe, estamos generando una dinámica”, afirmó el líder del sindicato Fuerza Obrera (FO), Yves Veyrier, poco antes de ingresar a una reunión en la que se convocó a una nueva movilización en las calles de Francia el martes próximo.
La primera manifestación congregó a unas 800.000 personas en todo el país, un número que superó las expectativas de las organizadores quienes destacaron que su masividad superó los movimientos sociales de 1995, 2003 y 2010.