Miles de personas se manifestaron en París contra el encarecimiento del costo de vida en Francia, en pleno descontento social tras tres semanas de una huelga en las refinerías que provoca un desabastecimiento de combustible en el país. Unas 140.000 personas, según los convocantes, o 30.000, según la Policía, salieron a las calles de París para secundar la convocatoria “Contra la carestía de la vida y la inacción climática”, informó la agencia de noticias Europa Press. La manifestación fue convocada por la coalición Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES), que aglutina a la izquierda política francesa. El principal objetivo era llamar la atención sobre la difícil situación de los trabajadores que se enfrentan a un aumento del costo de vida ya que la inflación fue de 5,6 % interanual en septiembre, y criticar la falta de acción política contra el cambio climático. “Ya hemos tenido éxito en nuestra apuesta, esto es sólo el comienzo”, destacó la diputada de La Francia Insumisa Aurélie Trouve, que encabezó la marcha. Algunos manifestantes llevaban chalecos amarillos, símbolo de las protestas antigubernamentales de 2018 que desafiaron al gobierno del presidente Emmanuel Macron. La magnitud de las protestas y huelgas en los próximos meses podría influir en la capacidad del gobierno para implementar su controvertida reforma del sistema de pensiones. Macron, reelegido en abril, quiere retrasar la edad de jubilación, que actualmente se sitúa en los 62 años, pero sindicatos y partidos de izquierda se oponen frontalmente a ese cambio. Durante las protestas, unos 2.000 policías y gendarmes fueron movilizados en el marco del despliegue de seguridad durante la manifestación, y se registraron algunos daños materiales en vidrieras y fachadas de algunos comercios y bancos, según la agencia de noticias AFP. La Premio Nobel de Literatura de 2022, la francesa Annie Ernaux, y otras 60 figuras públicas del mundo de las artes y la cultura habían llamado a unirse a la marcha del domingo en una carta conjunta. La protesta ocurrió dos días después de que el gigante energético francés Total Energies anunciara un acuerdo de aumento salarial (7% más bonificaciones) con los dos mayores sindicatos que representan a la planta de sus cuatro refinerías en Francia. Pero el sindicato CGT, conocido por su combatividad, se negó a aceptarlo, reclamó un incremento de 10%, y sus miembros continúan manteniendo los piquetes. A raíz del paro en las cinco refinerías de Total, se registra desabastecimiento y largas colas en las estaciones de servicio. Donde sí se levantó la huelga fue en las dos refinerías del grupo Esso-ExxonMobil, gracias a un acuerdo salarial alcanzado el martes y bajo la presión del ejecutivo, decidido a tomar el control de las plantas para que se reanudara la actividad. Alrededor de un tercio de las estaciones de servicio del país sufren problemas de abastecimiento, especialmente alrededor de París y en el norte del país. El ministro de Cuentas Públicas, Gabriel Attal, afirmó que seguir con el paro que creó un desabastecimiento de combustible en todo el país era inaceptable. “Evidentemente hay un derecho de huelga, pero en un momento el país tiene que poder funcionar”, afirmó en una entrevista con varios medios franceses.
PROTESTAS EN FRANCIA
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