En el último informe mensual de Coninagro sobre las economías regionales, se revela una preocupante tendencia. De las 19 regiones analizadas, 14 muestran signos de “crisis” (rojo), 4 están en “alarma” (amarillo), y sólo la industria yerbatera registra un estado de “crecimiento”. El sector lácteo es particularmente inquietante, permaneciendo en “rojo” desde mediados de 2022. El estudio señala una consistencia en la tendencia del año, destacando que este mes presenta uno de los mayores números de indicadores en rojo. La disminución en la producción y la superficie estimada se atribuye en gran medida a condiciones climáticas adversas, afectando a 16 actividades. Aunque los precios al productor han subido, se atribuye más a faltantes temporales que a factores de paridad internacional, como se evidencia en productos como la papa y los cítricos dulces. Las exportaciones se recuperan en algunos mercados, pero el valor en 14 actividades es menor en comparación con el mismo periodo del año anterior, a pesar de la devaluación y cambios en derechos de exportación. En el análisis del sector lácteo, representado por un modelo cooperativo, se destaca su persistente situación crítica desde julio de 2022. La variación de precios en este sector es inferior a la inflación interanual, colocando este punto en “rojo”. Los costos, en aumento a lo largo de 2023, varían según factores como el modelo de alimentación, la escala y la zona geográfica. La sequía agravó la situación, siendo la descapitalización y la venta de ganado estrategias de supervivencia urgentes. El segundo pilar, relacionado con el stock de vacas en ordeñe y número de tambos, también se encuentra en “rojo”. A pesar de la producción estable a nivel nacional, esta no refleja una expansión de la actividad, sino una respuesta a la crisis por la sequía. El mercado de exportación, importaciones y el consumo interno no contribuyen a mejorar la situación.
ECONOMÍAS REGIONALES: EN ROJO
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