La reciente fuga de 17 presos de una comisaría en el barrio porteño de Liniers generó fuertes cruces entre funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Nación y la provincia de Buenos Aires. La controversia puso en el centro del debate la capacidad del sistema penitenciario y la gestión de los recursos para enfrentar la crisis carcelaria. El ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, cuestionó duramente a la administración porteña durante una conferencia de prensa en la Gobernación: “Se pasan la pelota entre Jorge Macri y Javier Milei”, afirmó, aludiendo a las responsabilidades compartidas por el escape de los detenidos. Además, destacó que en la provincia de Buenos Aires se está llevando adelante un ambicioso plan de ampliación del sistema penitenciario: “Estamos aumentando de 24 mil a 36 mil plazas y construyendo alcaidías con fondos provinciales, algo que debería estar haciendo el gobierno porteño, con o sin ayuda de Nación”. Bianco subrayó que la inversión en infraestructura penitenciaria provincial ha sido clave para evitar situaciones como la fuga ocurrida en Liniers: “Por eso no se escapan presos en la provincia de Buenos Aires. Mientras ellos se pasan la pelota, nosotros lo hacemos”, agregó, en un mensaje directo hacia la gestión de Jorge Macri y la alianza de Milei. La tensión también escaló entre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el exjefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Bullrich acusó a Larreta de no cumplir con la construcción de un complejo penitenciario en Marcos Paz, una obra que debía haberse financiado con los fondos provenientes de la venta del penal de Devoto: “Por esa cárcel te dieron nada más ni nada menos que el terreno de Devoto. ¿Qué hiciste? Nada. Acumulaste presos en comisarías que hoy desbordan las calles porteñas”, reprochó Bullrich en una publicación en X. Larreta respondió rápidamente, acusando al gobierno nacional de no transferir los fondos necesarios para completar la obra ni la titularidad de los terrenos. “Si los fondos estaban, ¿entonces por qué se perdió un año sin poner un solo ladrillo?”, cuestionó. La fuga de los presos en Liniers expuso la crisis estructural del sistema carcelario y la falta de coordinación entre los distintos niveles de gobierno. Mientras las acusaciones cruzadas continúan, el desafío de garantizar la seguridad en las cárceles y evitar nuevas fugas sigue sin resolverse, dejando a la ciudadanía en medio de una disputa política que exige soluciones concretas.
CRUCE ENTRE PROVINCIA Y CIUDAD
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