Cristina Fernández confirmó que será candidata a diputada provincial por la Tercera Sección Electoral de la provincia de Buenos Aires, un bastión histórico del kirchnerismo. La noticia, que ya había circulado en su entorno semanas atrás, se formalizó sin sorpresas, pero con fuertes implicancias políticas: el Gobierno de Javier Milei toma nota y redobla la apuesta en la Primera Sección, donde se jugará buena parte de su destino electoral en septiembre. La decisión de la expresidenta no fue casual. Eligió la zona con mayores garantías de victoria, evitando competir en la Primera Sección, de composición más diversa y desafiante: “Ella dice que se sacrifica por el movimiento, pero si fuera así se hubiera presentado en la Primera. Cristina juega donde sabe que gana”, ironizó un dirigente peronista que no responde a su liderazgo. La Tercera Sección comprende municipios clave como La Matanza, Quilmes, Avellaneda, Lomas de Zamora y Florencio Varela. En ese territorio, el kirchnerismo construyó una estructura territorial sólida. Sin embargo, surgen interrogantes sobre el grado de compromiso que tendrán algunos intendentes cercanos a Axel Kicillof, como Jorge Ferraresi, en una elección donde el peso de los liderazgos nacionales podría eclipsar las dinámicas locales. En contraste, la Primera Sección representa un terreno más difícil para el peronismo, con distritos disímiles que van desde zonas acomodadas del norte como Vicente López y San Isidro, hasta los populosos municipios del oeste como Moreno, Merlo y José C. Paz. La clave electoral bonaerense pasa por estas dos secciones, que concentran cerca de 10 millones de votantes. Quien logre imponerse en al menos una de ellas, y mantenga presencia en las restantes, tendrá serias chances de quedarse con la provincia. El gobernador Axel Kicillof decidió desdoblar los comicios provinciales, que se realizarán en septiembre, con la intención de evitar la nacionalización del debate. Sin embargo, tanto Cristina Fernández como el propio Milei parecen dispuestos a lo contrario. La campaña, marcada por una creciente polarización, se perfila como un enfrentamiento directo entre dos modelos: el legado kirchnerista y el experimento libertario. Desde el oficialismo nacional anticipan una estrategia para “provincializar los logros” y trasladar el relato del éxito económico a territorio bonaerense. CFK, por su parte, se muestra decidida a defender su propuesta ante una ciudadanía empobrecida y polarizada. Las encuestas, de momento, le dan una leve ventaja a Milei, aunque los peronistas confían en repetir al menos la performance de 2021, cuando estuvieron cerca de imponerse frente a Juntos por el Cambio.
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