En un funeral de Estado celebrado en la majestuosa catedral de Milán, miles de personas rindieron un último homenaje a Silvio Berlusconi, el influyente empresario y exjefe de gobierno italiano, quien falleció a los 86 años tras una lucha contra la leucemia. El evento reunió a la plana mayor de la política italiana y contó con la presencia de destacados líderes políticos, entre ellos la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. El ataúd de Berlusconi, adornado con flores blancas, rojas y verdes, los colores de la bandera italiana, llegó a la catedral de Milán entre cánticos de los seguidores del AC Milan, el club que dirigió durante 31 años. El cortejo fúnebre recorrió las calles de la ciudad mientras miles de seguidores aguardaban en las verjas para mostrar su respeto y gratitud hacia el expremier italiano. Una vez en la iglesia, el ataúd fue recibido con aplausos por los presentes, quienes se reunieron para despedir a Berlusconi, un hombre que generó tanto admiración como controversia durante su carrera política. Durante la homilía, el arzobispo de Milán, Mario Delpini, reflexionó sobre la polarización que caracterizó la vida política de Berlusconi y destacó su búsqueda constante de la victoria y el apoyo que recibió de algunos, mientras otros no lo toleraron. Antes del funeral público, los restos de Berlusconi fueron velados en privado en su villa de Arcore, en la periferia de Milán. Sin embargo, tres días después de su fallecimiento, su ataúd fue trasladado a la catedral de la ciudad para recibir honores en presencia de la élite del Estado italiano. La despedida de Silvio Berlusconi, figura central de la política italiana durante décadas, deja un vacío en el país, mientras su legado y controversias continúan siendo objeto de análisis y debate en la nación que dirigió con mano firme y carisma inigualable.
EL FUNERAL DE BERLUSCONI
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