Las “amistades” no son para siempre. La tensión entre la administración nacional con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sigue escalando lentamente con el correr de los días. Tras la caída electoral de Mauricio Macri, Rodríguez Larreta se erigió como el principal líder de la oposición. También se mantiene durante la cuarentena como el referente político con el porcentaje más alto de imagen positiva, aún por encima de Alberto Fernández. El segundo dato, sumado al hecho de que gobierna uno de los distritos más ricos y populosos del país, lo vuelven el blanco ideal para la confrontación política. “A la hora de gobernar durante una pandemia, no vengamos con debates políticos. Con Rodríguez Larreta voy a debatir políticamente cuando llegue el momento electoral, no ahora. Ahora tengo otros problemas”, dijo esta semana Fernández. Pero, durante la inauguración de un hospital en Ituzaingó, el jefe de Estado filtró una crítica a la administración porteña cuando dijo que los afiliados porteños del PAMI no encuentran lugar en los hospitales porteños y deben ser trasladados a centros de salud bonaerense. Frente a la acusación el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, salió planilla en mano, a rebatir el argumento presidencial. Otro planteo que insinúa un frente de batalla fue cuando las principales figuras del oficialismo criticaron el accionar de la Policía de la Ciudad durante el fin de semana en una movilización por los tres años de la muerte de Santiago Maldonado. “Después de varias marchas anticuarentena en las que hasta agredieron a periodistas y móviles sin que apareciera ni un efectivo de la policía de la Ciudad, hoy vimos la represión a familiares de Maldonado y organismos que recordaban el aniversario de su muerte”, escribió el ministro de Interior, Eduardo Wado de Pedro, publicación rápidamente avalada por Santiago Cafiero y la propia Cristina Fernández.
Las intervenciones en las redes sociales de algunos funcionarios suelen ser selectivas y, justamente cuando publican, son interpretadas como claras señales políticas. En este caso, la intención coordinada entre tres de las principales figuras del oficialismo de “subir al ring” al jefe de Gobierno parece la más probable. En la sede del Gobierno porteño buscan a toda costa bajarle el tono a los cuestionamientos para evitar una escalada discursiva que termine por desgastar antes de tiempo al alcalde. Tal como dijo el Presidente saben que ya habrá tiempo de sobra para eso. Por otro lado, tampoco pueden darse el lujo de enfriar la relación con el gobierno nacional en medio de una emergencia sanitaria de final incierto. “No hacemos ninguna lectura política de los tuits de Cristina Fernández”, repiten al unísono los principales hombres de confianza de Rodríguez Larreta. Según su visión, los comentarios de la vicepresidente y el ministro del Interior se refirieron a un hecho puntual que fue aclarado en persona por Diego Santilli, ante la ministra Sabina Frederic. Al mismo tiempo, otros deslizan que “un ataque de alguien con uno de los valores más altos de imagen negativa como CFK, finalmente termina sumando”.