Sabido es que Alberto Fernández mantenía diferencias ideológicas con Donald Trump, la llegada de Biden a la Casa Blanca, puede sumar algo de racionalidad a la relación bilateral que mantendrán ambos países y facilitar las negociaciones con el FMI. El primer enfrentamiento entre Alberto Fernández y Trump, se dio cuando Fernández fijó posición respecto a Nicolás Maduro. La Casa Blanca tomó nota de la agenda propia que impulsaba Argentina y las relaciones bilaterales se mantuvieron fluidas en las formas y frías al momento de coordinar políticas de estado que beneficien a ambos gobiernos. Trump no hizo nada para perjudicar la negociación de la deuda externa en el FMI, pero tampoco abrió la mano cuando desde Buenos Aires pedían ciertas políticas vinculadas a la economía y a la situación institucional en Venezuela y Bolivia. Se trató de un período de desconfianza mutua entre la Casa Rosada y la Casa Blanca que ahora Alberto Fernández pretende enterrar en el pasado. Alberto Fernández, como Biden, son amigos del Papa Francisco y comparten su mirada sobre el mundo, la pobreza y el cambio climático. Eso no implica que las diferencias respecto a la crisis en Venezuela, el rol de la OEA y la negociación con el FMI transcurran sin diferencias y fluyan hacia un resultado geopolítico que satisfagan las perspectivas ideológicas de ambos gobiernos. Fernández no considera que Maduro sea un dictador, mientras que Biden opina exactamente lo contrario. El mandatario argentino propone una negociación con el FMI que no tendrá una respuesta automática y a favor del Departamento de Estado y del Tesoro. Se deben 44.000 millones de dólares al FMI, y es una deuda que no será resuelta contando anécdotas del Papa y su rol en el tablero internacional.
Alberto Fernández considera que tiene más cercanía con Biden y que Trump fue una falla en el sistema político de los Estados Unidos. Sin embargo, Washington se caracteriza por mantener una agenda que va más allá de los nombres en el Salón Oval. La apuesta de la Rosada, es proponer una hoja de ruta que pueda profundizar los intereses comunes, acercar posiciones en las perspectivas diferentes y crear nuevos espacios en la relación bilateral frente al hecho inédito del COVID-19 y su impacto a nivel global. Un desafío de política exterior que se inició cuando Alberto Fernández utilizó su cuenta en Twitter para felicitar la asunción de Biden y de Kamala Harris en reemplazo de Trump y Mike Pence. “Estoy seguro de que esta nueva etapa el vínculo entre nuestros países se fortalecerá. Les deseo a ambos mucha suerte”, escribió.